lunes, 16 de junio de 2008

Habia tenido una desgastante semana en la que mi corazoncito, y mi cerebro estaban a punto de colapsarse...
asi que metida en sentimentalismos absurdos distrayendo al cerebro, encontre este articulo que sin mas ni menos, nos da un motivo para pensar demasiado:

La Maldición de Avándaro

por Baxter

Hace una semana en Tepoztlán, Morelos, se llevó a cabo el festival Colmena. Estelarizado por la banda islandesa Sigur Rós, no pudo superar la maldición del 11 de septiembre de 1971. Para desgracia de promotores y público mexicano – con bríos de hacer cosas distintas -, los eventos al aire libre, alejados del estrés citadino, son misiones imposibles.

El festival convocó a más de 6000 personas para escuchar a 11 bandas en un paraje idílico: Un concierto de ensueño – mientras duró - pese a la constante amenaza de lluvia, la cerveza sin alcohol y las eternas colas en los puestos de comida. La vibra festivalera fue diferente, inusualmente relajada para un concierto celebrado en México. Niños jugando, parejas ligando entre los matorrales: un sábado hippie en las laderas del Tepozteco.
El caos comenzó cuando Orri, baterista de Sigur Rós, sufrió un colapso a causa de un dolor de cabeza insoportable. El concierto de Sigur-Rós fue interrumpido y concluido 30 minutos más tarde con un set alterno, sin batería, aún elocuente.

La sonrisa terminaría por desvanecerse al intentar abandonar el lugar, que no estaba preparado para dejar salir a tantas personas al mismo tiempo. El transporte oficial obligatorio fue insuficiente; eso, aunado a una serie de eventos desafortunados en la carretera, obligó a miles a caminar poco más de 7 kilómetros y obtener un medio seguro para llegar a salvo a sus casas. Del paraíso a la pesadilla.

Al día siguiente los bloggers publicaron reseñas agrestes: Cientos de comentarios, quejas e incluso iniciativas para demandar a la productora (2abejas) obligan a una reflexión alrededor de lo que realmente ocurrió el sábado pasado.

Es cierto que preferimos la desorganización de los monopolios a las iniciativas idealistas (pero mal llevadas) por parte de las independientes: La diferencia entre caminar de noche por las colonias aledañas al Palacio de los Deportes cuando cierran el Metro y “a ver cómo te regresas” y lo sucedido el sábado en Tepoztlán es casi nula.

Antes Televisa, hoy Ocesa. El fantasma de Avándaro ronda con los promotores independientes: su público exigente – e intolerante -, y la competencia es en apariencia invencible, pero igual de insatisfactoria.


ARTICULO TOMADO DE:http://ibero909.fm/index.php/20080615863/territorio-sonoro/la-maldicion-de-avandaro

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