martes, 7 de abril de 2009

-¡Uh, uh, uh! -cacareó Tarpaulin sin fijarse en la excitación general-. ¡Uh, uh, uh! ¡Uh, uh, uh! ¡Uh, uh, uh! Estaba yo diciendo, cuando Mr. «Rey Peste» me interrumpió, que una bagatela de dos o tres galones más o menos de ron con melaza nada pueden hacer a un barco tan sólido como yo sin estar demasiado cargado; pero cuando se trata de beber a la salud del diablo (a quien Dios perdone) y ponerme de rodillas ante ese espantajo de rey a quien conozco tan bien como a mí mismo, pobre pecador que soy..., sí, lo conozco porque se trata de Tim Hurlygurly, el cómico de la legua..., pues bien, en ese caso ya no sé realmente qué pensar.

No le permitieron acabar tranquilamente su discurso. Al oír el nombre de Tim Hurlygurly la reunión entera saltó en sus asientos.

-¡Traición! -gritó su majestad el «Rey Peste 1».

-¡Traición! -gritó el hombrecillo gotoso.

-¡Traición! -gritó la Archiduquesa Ana-Pesta.

-¡Traición! -farfulló el caballero de las mandíbulas atadas.

-¡Traición! -exclamó el del ataúd.

(El Rey Peste por Paulo Coelho)